Esta película dirigida por Tod Browning se realizó en el año 1932, pero su temática es tan vigente ahora, como entonces.
Una película la cual es difícil de clasificar, podemos decir que tiene un poco de fantasía, terror y drama.
Browning, familiarizado con los ambientes circenses, por haber trabajado anteriormente en ese medio, contrató para esta película, a personas con deformaciones, que se exhibían en los barracones de las ferias.
En un Circo, en donde sus atracciones principales corren a cargo de seres deformes, Hans, un enano de los que componen este grupo, recibe una cuantiosa herencia.
Cleopatra, la guapa trapecista (uno de los miembros del Circo sin ningún defecto físico), aprovechándose de la atracción que sabe, despierta en Hans, en un principio despliega sus encantos para seducirle y burlarse de el, pero cuando conoce su situación económica, idea un plan para quedarse con su dinero, en complicidad con el forzudo Hércules.
Su intención es casarse con el, y después asesinarlo.
Cuando estas intenciones son intuidas, y finalmente confirmadas, el grupo tomará venganza en contra de Cleopatra y su amante Hércules.
Browning nos los hace ver únicamente como lo que son, seres humanos. Tan humanos como los que los desprecian por sus defectos físicos.
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